Las reuniones presenciales han muerto.
Hace unas semanas escribí un artículo al respecto:
Sin embargo, la importancia de la presencia es grande que nunca.
El martes hice un viaje rápido a Monterrey y me reuní con un cliente potencial. Sólo lo había conocido por Twitter y reuniones virtuales.
El potencial de trabajar juntos desde su startup y Sail Away eran evidentes. De hecho ya había una propuesta sobre la mesa.
Nos vimos para desayunar.
En espacio de hora y media, conocí su historia. Cómo había llegado ahí. Las oportunidades que había perseguido y las que había dejado ir.
Entendí lo que él valoraba y lo que quería generar a partir del proyecto. Resolvimos algunas dudas que quedaban todavía
Poco a poco, fuimos articulando cómo si hacer algo. Comenzamos un poco a soñar en el futuro pero reconociendo que había que ir paso a paso.
Platicamos sobre ideas de negocio y se nos ocurrió una forma mejor de realizar el proyecto. Terminamos hablando de muchas cosas y llegando a un acuerdo concreto.
A mi juicio, la mejor forma de vender es de forma presencial, no estructurada y abriendo un espacio de posibilidad.
Lo técnico se puede ver de forma remota. La confianza y lo humano no hay de otra mas que la presencia.
Pruébalo. Es hora de salir de tu cueva (o cuadrito de zoom).
- ¿Tienes alguna oportunidad que esté atorada?
- ¿Tienes un cliente potencial de alto valor?
- ¿Tienes un cliente que no te compra hace tiempo?
Contáctalo e invitale un café.