Navegar en una bahía es muy divertido. El mar usualmente es tranquilo. La vista es muy bonita y llena de detalles.
Las bahías suelen ser extraordinarios lugares para aprender a navegar. ¡Y es imposible que te pierdas!
Cualquier negocio, cuando empieza, es como un pequeño barco navegando en la bahía.
Pero cuidado con quedarte ahí, atendiendo los mismos clientes. Podrías terminar dando las mismas vueltas sin llegar a ese destino. Aquel que un día te imaginaste cuando emprendiste tu negocio, creaste un producto o decidiste dedicarte a las ventas.
Solo un barco chiquito puede navegar en una bahía. Si quieres convertirte en un navegante de verdad, con un gran negocio, tendrás que zarpar de la bahía. Buscar nuevos destinos, nuevos clientes, contratos más grandes y nuevas formas de hacer las cosas.
Aunque den miedo las olas, la tempestad, las corrientes y Caribdis, el mítico monstruo marino que devoraba todo a su alcance. Tendrás que ser muy valiente, ya que no será fácil. Hay que estar dispuesto a hundirse.
Zarpar de la bahía implica que te tendrás que preparar en serio. Asegurar que tu barco sea el apropiado para mar abierto. Planear y estudiar la ruta. Cargar suministros apropiados.
Para tu negocio, el resultado será crecer, conseguir buenos clientes y llevar tu visión a la realidad.
Para ti en lo personal, implicará que te convertirás en un navegante que sabe llegar lejos y disfruta el camino.
Llega el momento en el que tienes que decidir crecer y zarpar de la bahía. Los retos (y las olas) serán grandes. Pero la aventura y el destino valdrán la pena.
¡Anímate a zarpar de la bahía!